La Evolución de la niñez

Todos sabemos y podemos reconocer que la educación de los hijos ha evolucionado de manera considerable. No sobran las historias de nuestros padres y abuelos de cómo han cambiado los tiempos y cómo antes ellos hacían las cosas de forma distinta. Cuántas veces no hemos escuchado frases como,  ¨en mis tiempos un chanclazo resolvía todo problema¨,  o ¨una buena nalgada es el mejor remedio para cualquier berrinche¨ o incluso, ¨antes los problemas de aprendizaje no existían¨. 

Definitivamente los tiempos han cambiado y el conocimiento ha incrementado. La ciencia y la tecnología, así como la especialización en las distintas ramas de investigación han dado luz a nueva información respecto a la niñez y la importancia de esta etapa. Se sabe ahora que los niños son mucho más capaces de lo que se pensaba antes y que nacen con múltiples habilidades que requieren ser estimuladas. 

Se sabe ahora que existen los problemas de aprendizaje y otras necesidades especiales en el ámbito escolar. Se ha descubierto que muchos problemas de comportamiento tienen un factor emocional ligado a temas familiares y que por lo general la desobediencia o rebeldía tienen un fondo más complejo que simplemente querer irritar a los padres. Se saben muchas cosas de los riesgos a los que se enfrentan los niños y se conocen muchas técnicas para modificar conductas. 

Pero,  ¿quién nos dice qué hacer en casa?

¿Cómo integramos lo que nos dice la ciencia con la educación que nosotros recibimos y lo que es mejor para nuestra familia?

Muchas veces contar con tanta información confunde cuando no se sabe cómo discernir o aplicar los conceptos a nuestra situación específica familiar. No ayuda que existan expertos que apoyan una teoría y otros que la contradicen o incluso la criminalizan. Con la inundación de información, ¿cómo llegamos a una conclusión? 

Seguir los siguientes pasos pueden ser de ayuda:

  1. Edúcate. Lee e investiga del tema que quieres conocer. Lee las opiniones a favor y las opiniones en contra y lo que se conoce al momento del tema. 
  2. Piensa en las consecuencias a largo plazo. Muchas veces una solución parece ser efectiva por obtener resultados al momento, sin embargo cuando una estrategia no es sostenible a lo largo del tiempo su efecto no será duradero. 
  3. Toma en cuenta la individualidad del niño y actúa con bondad y respeto. Cualquier estrategia que busque el desarrollo óptimo del niño dejará a un lado el aspecto punitivo dando lugar al involucramiento del niño para la solución del problema. 
  4. Define tu posición y mantente firme. Tomando en cuanto lo investigado, las consecuencias a largo plazo y respetando la individualidad de mi hijo, ¿qué pienso yo?

No hay manera equivocada de educar siempre y cuando uno sea consistente y esté conectado con sus hijos. Siempre y cuando puedas definirte en lo que creas es la mejor opción para tus hijos y seas firme al mismo tiempo que les muestres respeto. Esto no significa que no te puedas equivocar, seguramente lo harás y muchas veces. Pero eso es parte de la vida y del aprendizaje. Cuando esto pase simplemente reconoce el error y vuelve a empezar con los pasos para llegar a una nueva postura. 

La evolución de la niñez no debe ser un tema que nos asuste o abrume, debe ser una oportunidad para avanzar junto con ellos en la evolución de los padres. 

Objetivos de Vida Personales

En cada cultura,  y en cada familia, los festejos y tradiciones de fin de año toman forma de manera distinta. Algunas familias participan en la costumbre de comer 12 uvas con cada campanada del reloj, representante de un deseo por cada mes del año que comienza; otras familias desean poder viajar por lo que habitúan dar vueltas alrededor de su casa con maletas, algunas mujeres creen en el poder de utilizar ropa interior de color rojo para atraer el amor o amarilla para atraer el dinero. 

Sin embargo, no hay tradición de fin de año más común que la de plantearse propósitos de año nuevo. Por lo general, éstos se centran en hábitos personales que aspiramos cambiar con la intensión de mejorar algún aspecto de nuestra vida. Algunos propósitos comunes incluyen el hacer más ejercicio, comer más saludable, tener más momentos de descanso, etc. Todos emprendemos en esta tradición con la genuina determinación de modificar algún comportamiento para lograr el cambio anhelado. Se empieza el año con empeño y enero y febrero terminan siendo los meses con mayor venta de verdura en los supermercados y mayor visitas a los gimnasios y nutriólogos. No obstante, llegan marzo o abril y la mayoría de nuestros propósitos quedan solo en una lista olvidada. Las mejores intenciones se ven interrumpidas por nuestros viejos y obstinados patrones automáticos de actuar. 

Pero, ¿Qué pasaría, si este año en lugar de propósitos de año nuevo, nos planteáramos objetivos personales de vida? 

¿Cómo podríamos transformar la tradición de cambiar algún hábito o comportamiento en una oportunidad de definir un poco más, qué tipo de persona queremos ser?

Posiblemente tendríamos un resultado diferente, si en lugar de pensar en conductas específicas que queremos transformar en nuestra vida, pensáramos en nuestro papel en las distintas relaciones y en la relación con nosotros mismos e identificáramos oportunidades de cambio y crecimiento. 

Preguntarnos por ejemplo, ¿Qué papel juego yo en mi relación con mis hijos y qué tan alineadas se encuentran mis conductas con el tipo de mamá que quiero ser? Podría darnos más información acerca de los cambios en nuestro actuar que simplemente plantearnos como propósito el ¨no gritar¨. 

¿Qué objetivos me puedo plantear en esta relación y qué acciones estoy dispuesto a tomar al respecto?

El problema con la ejecución de los propósitos de año nuevo,  es que se enfocan en la modificación de un comportamiento sin la examinacion de la función que el comportamiento cumple en nuestras vidas. Plantearse objetivos personales permite ampliar el foco a una visión más integral de las metas que queremos lograr y los distintos caminos que podemos utilizar para alcanzarlas. 

Este año que comienza los invito a hacer una reflexión acerca de los distintos aspectos de su vida y establecer nuevos objetivos alineados con ella. 

Este post fue previamente publicado en la revista Viva! The Woodlands Magazine.

World Mental Health Day

Mental Health as a life long journey

October 10th is World’s Mental Health Day. It A day recognized by the World Health Organization to raise awareness for mental health issues around the world and to mobilize efforts in support of them. World Mental Health was first commemorated in 1992 as a way to promote advocacy and to educate the public on issues related to mental health. In recent years, there has been a consistent increase in awareness on this topic and a continuous effort to make mental health a priority for intervention. This has created space for conversations and discussions to be held and provided opportunities and access to resources for people. It has also become a trending topic in many social media platforms as people express their thoughts and opinions around the subject. 

But what is Mental Health?

What are we talking about when we say mental health is as important as our physical health? And how do we achieve it?

A broad definition of mental health usually includes the term wellbeing and psychological and emotional components. A more specific concept includes a description of what a positive mental health looks like. The ability to cope with life stressors, contributing to the community and reaching someone’s potential are some of the markers. Again, what does this mean? There is a wide range of variability regarding this definition. Is it the ability to be in peace? is it using breathing exercises? Is it living a symptoms free life? 

There is an extensive spectrum of markers that can determine someone’s mental health. Mental health is not the lack of mental disorders. It is not about the ability to take time out of your busy schedule for some self-care. Mental health is about using our biological ability to adapt and the effects it has in our lives. 

What if mental health was measured in terms of the amount of times you are able to live by your principles and objectives instead of just reacting? What if our own mental health was observed as a continuum and something that we constantly need to work on? Not something to achieve but something that you continually observe and evaluate. 

Mental health starts with self-awareness; the conscious knowledge of our own character, feelings, thoughts, strengths, weaknesses, sensitivities, fears and goals. Working on intentionally knowing yourself provides opportunities to live a life where emotions and intellect balance each other out. Where we live a life based on principles and goals and where we account and respond to the decisions we make every day. Where we define who we are and what we believe and what we are willing to do or not do and manage ourselves in significant relationships. 

Using self-awareness as a roadmap towards mental health provides the opportunity to have some control over our own mental health meaning. It allows the opportunity to know that as long an we continue to focus on the gaps in maturity that we can observe in all aspects of our life, we will continue to improve our lives. 

Self-awareness and the ability to use this information to self regulate, manage relationships and live a principled life may be the key to a life-long journey of working on our  mental health. 

Ansiedad en las relaciones

Con la llegada de la pandemia, llegaron también muchas emociones. A distintos niveles y por diferentes circunstancias cada quien fue pasando por maneras de ir adaptándose a las nuevas realidades de la vida. Sin embargo, una respuesta generalizada ante la llegada del COVID-19 ha sido el incremento de ansiedad a nivel individual, familiar y social. En diferentes ámbitos, se ha observado mayor ansiedad en los niños, en los adolescentes e incluso en la mayoría de los adultos. 

Pero, ¿Y en nuestras relaciones, se puede observar, también, la presencia de esta ansiedad? ¿Cómo se ha traducido la presencia de esta ansiedad en nuestras relaciones más importantes? 

Cuando la ansiedad está elevada, nuestros mecanismos para manejarla se activan. Mientras más alta y crónica ésta sea, más automáticos e intensos se vuelven sus manifestaciones. 

De manera general, los seres humanos recurrimos a conductas en nuestras relaciones para calmar nuestra ansiedad. Algunos de los mecanismos más comunes son el poner distancia física o emocional de las personas cercanas,  pelear o entrar en conflicto con ellas, tratar de operar por ellas, buscar controlar y una marcada rigidez en posturas ante los demás. 

Otro factor a considerar durante esta época, es la falta de disponibilidad de recursos que normalmente ayudan para aliviar el estrés o reducir la ansiedad. Muchas de las actividades que antes ayudaban a aliviar la tensión en una relación se encuentran fuera de alcance. Distracciones como salir a socializar con amigos no están disponibles, gimnasios y otros lugares para liberar estrés son fuentes de riesgo, poner distancia en una relación por medio de viajes de trabajo resulta complicado y por más tiempo de lo acostumbrado nos encontramos confinados. 

¿Cómo podemos observar estas conductas en nuestras relaciones?

  • Cuando buscamos controlar a nuestra pareja y buscamos organizar su día 
  • Cuando nos preocupamos de manera obsesiva en el desempeño de nuestros hijos en la escuela o en alguna otra actividad
  • Cuando criticamos a familiares y amigos por no pensar y actuar igual a nosotros y lo que consideramos correcto
  • Cuando tomamos posturas polarizadas ante temas políticos o de interés
  • Cuando nos distanciamos de relaciones que nos incomodan o nos producen ansiedad
  • Cuando culpamos a la pareja por cómo nos sentimos

Todas estas conductas nos hablan de una ansiedad en nosotros mismos que buscamos aliviar por medio de buscar culpables en una relación.  La clave está, en no buscar en el otro la respuesta a nuestra ansiedad, sino poder reconocerla dentro de nosotros mismos por medio de mantenernos vigilantes de nuestros pensamientos y conductas. Tratar a los demás como personas capaces y a los problemas como manejables, nos ayudará a mantener la calma y permanecer objetivos. Conservar una postura flexible frente a las situaciones que enfrentamos nos presentará con un campo de acción más amplio y un mejor pronóstico para la adaptación. El buscar hacer cambios en nuestros mecanismos automáticos no es siempre fácil, la observación y la flexibilidad pueden resultar de gran ayuda. 

El año de las Decisiones Difíciles

Este año sin duda ha sido un año de retos. Con la llegada de la pandemia  y las consecuencias que ésta ha traído a nivel mundial, los humanos hemos sido retados como especie. A nivel global, gobiernos y autoridades han tenido que evaluar y aplicar medidas para proteger a los sistemas de salud buscando salvar el mayor numero de vidas posibles. A nivel local, gobernadores y jueces han tenido que definir las necesidades de su estado para adecuar la realidad a lo que sus habitantes necesitan. A nivel social, se ha tenido que dar prioridad a la salud y su protección ante eventos y festejos tradicionales.  

Y a nivel personal, ¿qué decisiones difíciles hemos tenido que tomar?  

Desde visitar a nuestros seres queridos o asistir a eventos familiares,   decidir acerca de la educación de nuestros hijos o planear viajes y reuniones de trabajo, este año el reto principal ha sido la toma de decisiones con claridad.  

Con la propagación del COVID-19, no sólo se presentó una dispersión del virus y  los contagios  sino también se disparó una ansiedad generalizada alrededor de ésta y de los muchos cambios que se han tenido que llevar a cabo como consecuencia. Decisiones que antes eran naturales o que no requerían de mayor análisis, ahora requieren de una evaluación detallada y minuciosa. El ver o no a la familia, el asistir a la escuela presencial o en linea,  el viajar para las vacaciones, ir de compras o pedirlo en linea, salir a cenar con amigos, participar en actividades extracurriculares, todas decisiones ahora complicadas y causantes de ansiedad.  

Quizás, lo difícil de estas decisiones no se basa en determinar cuál es la mejor decisión, lo difícil de estas decisiones es que nos hace cuestionarnos qué pensamos realmente y qué estamos dispuestos a hacer y arriesgar. Creo que el reto más grande que hemos vivido a nivel individual es el confrontarnos con nosotros mismos y nuestros principios y valores. 

Identificar si las decisiones que tomamos son influenciadas por lo que los demás hacen 

o piensan y si somos capaces de llegar a nuestras  propias conclusiones y  

sostenerlas aún cuando alguien ve las cosas de manera distinta.

Cuando tomamos una decisión en base a lo que nosotros pensamos y estamos dispuestos a hacer, podemos asumir el riesgo y las consecuencias con mayor aceptación y con absoluta conciencia de ellas. Esto es un reto que tenemos los humanos siempre, pero que este año se ha hecho aún más evidente. 

El fin de ano, siempre es un buen momento para reflexionar acerca de las lecciones aprendidas. Que este año, el aprendizaje principal este basado en nosotros mismos y en nuestra capacidad de tomar decisiones difíciles.